Lanzamiento

Museo del Palacio de Bellas Artes: 7 de junio 2006

Jean-Guy Rens
 

Señoras, señores, buenas noches

Antes que nada, quisiera trasmitir mis agradecimientos especiales al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por haber hecho posible este acto.

Igualmente, quisiera darle las gracias a Isabel Iturbe por el magnífico trabajo que ha venido realizando. Este exposición Vlady es un homenaje completo e inteligente. No me extraña porque Mercedes ya hizo en Cuernavaca, hace unos años, una exposición sobre los autorretratos de Vlady que era une maravilla.

Hoy, es un libro que nos reúne aquí: la publicación por Siglo XXI y CONACULTA de «  Vlady: de la revolución al renacimiento  ».


Jean-Guy en el taller de Vlady
(agosto de 1997)

Quiero dejarlo claro de entrada: este libro trata del artista mexicano Vlady. Por demasiado tiempo los criticas e historiadores de arte, los periodistas, trataron de las ideas políticas de Vlady, de su origen rusa, de su militantismo trotskista... Eso, no me interesó. El Vlady de que se trata aquí es el pintor. La pintura era su vida. Es como pintor que Vlady innovó. Ademas, este artista no trabajo en Rusia o en Francia. Su creación se hizo aquí mismo, en México donde llegó a la edad de 21 anos y trabajo toda su vida.

El libro abarca las múltiples facetas de Vlady. El libro es un testimonio del fenómeno Vlady – fenómeno artístico, por supuesto, pero también político, filosófico e incluso espiritual.

El origen mismo de este libro es representativo de la dificultad de acercarse del enfoque central de Vlady. Tuve que insistir mucho para ir atrás del velo protector que ocultaba Vlady. Siempre hablaba de su padre Victor Serge, de la deportación en el GULAG y de la huida en Francia. Era difícil de encontrar el verdadero artista que fue.

Anoche, deseo contarles cómo nació el libro : «   Vlady: de la revolución al renacimiento ».

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En 1979, invité a Vlady a Paris para realizar un programa de radio en « France Culture » - la estación de radio cultural francesa. Se trataba de una emisión consagrada a su padre Victor Serge.


Vlady delante de la máscara mortu á
ria de Víctor Serge
(agosto de 1997)

Cuando la grabación terminó, Vlady siguió hablando de pintura y de arte en general, de su gran fresco «  La Revolución y los elementos  » que estaba pintando en aquella época. Los técnicos de «France-Culture » estaban atónitos. ¡Yo también!

Se iba desplegando el resumen del arte occidental desde el renacimiento hasta nuestros días – no una historia del arte, sino el relato de una pasión tumultuosa por la creación artística.

En ese momento, dejamos que la grabación corriera, concientes de que Vlady nos estaba revelando lo esencial de su vida.

Esperábamos poder montar un segundo programa, no sobre Serge, sino sobre Vlady.
Desgra-cia-damente, la estación France-Culture no tenía el tiempo disponible. Nuestra gran emisión Vlady no se hizo nunca.

Los días siguientes, caminando por las calles de Paris, me dediqué a regañar a mi amigo: “tienes que hacer un libro sobre tu concepción de la pintura, puedo ayudarte a escribirlo”. Tú hablarás y yo traduciré tus ideas en frases escritas.

¿Saben Uds. cuál fue la respuesta de Vlady?


Busto de Trotsky
s(agosto de 1997)

“Excelente idea, vamos a escribir un libro sobre el futuro del socialismo.”

Y enseguida empezó a evocar la gran tragedia del socialismo estancado en mitos primitivos desde la gran glaciación estaliniana. Yo estaba decepcionado. Entendámonos bien. No quiero decir con esto que las ideas políticas y filosóficas de Vlady carecían de interés. Tenía una cultura política y filosófica enciclopédica. Mas importante: el socialismo era parte de su vida, de su carne, de espíritu.

Pero su genialidad estaba en la pintura. No en la política.

No insistí - y seguimos hablando de Serge y de la crisis del socialismo.


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Curiosamente, es un especialista de Victor Serge que llamó mi atención sobre la anomalía de nuestras relaciones con Vlady. Este amigo que se llama Richard Greeman me dijo un dia:

“¿Te das cuenta que Vlady ya tiene 70 años y que continuamos hablar de su padre cada vez que le visitamos? Pero Vlady existe en sí mismo. Hizo una obra mas importante para nuestro siglo.”

Cuando Vlady public ó su propio libro de “ Abrir los ojos para soñar ”, aproveché la ocasión.

“Vlady, le dije, tu libro es maravilloso, pero es para iniciados solo. Debes hacer un libro didáctico. Un libro directo que explique tu arte y tu trayecto personal a través de palabras sencillas– tal como tu hablas.”

¿Es acaso el resultado de mi nueva insistencia? Vlady empezó a hesitar y me respondió: “Quizás, ya veremos.”

Ese me bastaba. El año siguiente, es decir en 1997, llegué a Cuernavaca con una grabadora y un carné de notas. Vlady me esperaba con una sonrisa entre chanzas y veras. “Ya que insistes tanto...” parecía decir.

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De izquierda a derecha :
Jean-Guy Rens, Isabel Díaz, Vlady
Desde el momento en que aceptó responder a mis preguntas, todo cambió. Vlady se prestó al juego de preguntas y respuestas. Significa: decía lo que tenía ganas de decir en el instante en que le pasaba por la cabeza. Le hacía preguntas sobre la pintura y me respondía hablando de su vida, le hacía preguntas sobre sus relaciones con lo demás pintores mexicanos y me hablaba del Tiziano o del Caravaggio, y así sucesivamente. Al principio me sentía desesperado.

Poco a poco, comprendí que había que dejarlo hablar para no interrumpir su inspiración. Era, justamente, en esas brillantes digresiones cuando daba lo mejor de sí. Sin embargo, como soy porfiado, obstinado, al día siguiente – o a la semana siguiente – le volvía a repetir la misma pregunta hasta obtener la “buena” digresión. Vlady terminó por comprender mi juego, sonreía y finalmente, se dejaba.


Jean-Guy y Vlady
(agosto de 1997)

Mi trabajo consistía en poner en orden estos fragmentos y, sobre todo, a devolverles su contexto. A Vlady no le gustaba dar explicaciones de lo que había pasado. Me tocaba a mí hurgar en los libros, los diarios de la época o en antiguas cartas, para comprender porque hizo lo que hizo, las razones profundas de sus gestos.

Tuve suerte: Vlady lo guardaba todo. Sus archivos son una mina de oro. Uno puede encontrar ahí toda la historia artística y cultural de México de los últimos 50 años- con un poco de paciencia. O mucha, porque la noción de orden o de clasificación era completamente ajena a su naturaleza.

Además, estaba Isabel que completaba con sus propios recuerdos aquellos de Vlady.

Desde el principio, tuve en mente el proyecto de realizar no una simple monografía de Vlady, sino una como sinfonía en la cual múltiples voces pudieran ser escuchadas. Es más o menos el concepto de la publicación francesa los Cahiers de L'Herne . A mi propio texto, vendrían a agregarse algunos textos de Vlady, así como textos sobre Vlady – análisis de la obra y testimonios sobre su persona.

Conservé el principio clave de los Cahiers de L'Herne que es dejar a los varios autores libres de eligir enfoques muy diferentes, personales, sin imponer ninguna línea editorial. Estaba dispuesto a publicar todo.

Al final, solo Carlos Monsiváis entró al juego y tomó una postura muy polémica, afirmando que Vlady “no tiene ningún lazo con la pintura mexicana” y que su gran fresco La Revolucion y los Elementos es “un fresco invisible. Nadie lo ve.” Eso es muy severo. Pero la ironía de Carlos Monsiváis me encantó.

En el otro extremo, estaba el escultor ruso Ernst Neizvestny quien afirmaba con confianza: “En mi corazón y en mi filosofía, Vlady es uno de los mayores artistas vivos, no sólo en México sino en el mundo.” Esta diversidad de opiniones crea una tensión y, creo, le da vida al texto. Este es el principio que tomé de los Cahiers de L'Herne.

Como ven con los ejemplos de Monsiváis y de Neizvestny, le di la palabra a gente muy diferente. Mi único criterio de selección era darla a quienes mejor conocían la obra de Vlady.

Una participación muy importante para mi era Serge Fauchereau. Es autor de numerosos libros sobre pintura contemporánea y curador de varias exposiciones internacionales – como la gran exposición de pintura me x icana que tuvo lugar en Lille durante el año 2004.

Su participación demuestra que el arte de Vlady era capaz de conmover a los mas eminentes teóricos del arte contemporánea – y esto, a pesar del juicio tan severo que Vlady sostenía contra este mismo arte contemporáneo.

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Vlady y Jean-Guy
(agosto de 1997)
Quisiera terminar esta charla destacando el capítulo 3 del libro que se intitula “La pintura de Vlady”. Es el condensado de las teorías de Vlady sobre el arte – cuestionamiento del arte contemporáneo y elogio de la técnica del Renacimiento, más precisamente de la manera de pintar de la escuela veneciana.

La coherencia del discurso de Vlady sobre el arte es tal, que me bastó transcribir casi textualmente sus palabras. El resultado es un capitulo maravilloso en el cual el pensamiento de Vlady llega a su apogeo. Vlady hace un elogio de la materia en el momento en que el talento del artista la transforma en vida. Escuchemos sus propias palabras:

“Tengo la exaltada pretensión de sentir que, en lo cristalino de la luz y de la materia pintada, está el misterio mismo de la vida. Ahí es, talvez, donde la vida se vuelve vida, desde el momento en que los materiales inertes, abióticos, se iluminan y entran en movimiento.”

Vlady tuvo una concepción casi mística del arte. Hablaba a menudo de la noósfera, este concepto inventado por el científico ruso Vladimir Vernadsky. Para Vernadsky la evolución tiene fases o etapas: la geósfera (o evolución geológica), la biósfera (o evolución biológica), y finalmente, la noósfera (o evolución de la conciencia universal). Claro que la noosfera de Vlady era muy particular. Cuando Vernadsky veía en ella el acceso a la conciencia por la razón y la ciencia, Vlady veía un acceso por el arte. Pero, el principio fundamental era lo mismo.

Como ustedes pueden constatar, al acercarse a Vlady, uno se adentra en un universo completo, con sus propias leyes, sus propios valores morales y, al límite, su propia metafísica.

Heredero a la vez del profesional de la revolución y del hombre de bien del Renacimiento, Vlady nos abre las puertas de un nuevo humanismo, radicalmente opuesto al saber atomizado del mundo moderno.

Señoras y Señores, así fue, en resumen, cómo nació el libro « Vlady: de la revolución al renacimiento ». Escribir y estructurar esta obra fue para mí una fuente de intenso placer. Espero que encuentren al menos algo de ese placer en su lectura. Espero sobre todo, que esta obra les pueda despertar el deseo de lanzarse a descubrir el universo vladiano.

Gracias por su atención.

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